A un constructor francés llamado Christian Bourdais se le ocurrió la idea en 2010 de encargar a doce prestigiosos arquitectos el diseño de doce casas, dándoles total libertad y con solo un requisito: que no sobrepasaran un determinado presupuesto.
La región de Matarraña, en Teruel, fue la escogida para el desarrollo de este proyecto por estar a tan solo dos horas de Barcelona y por ser un maravilloso paraje natural.
Hasta el momento, seis arquitectos han tenido el privilegio de participar, y digo privilegio porque todo creativo sueña con una iniciativa así, en la que no haya (casi) ningún tipo de restricciones en el diseño y puedan dar completamente rienda suelta a su imaginación. El resultado de este experimento es espectacular.
Con este proyecto, su constructor asegura que pretende hacer accesible la arquitectura actual y permitir a los clientes disfrutarla a un precio razonable. Lo de ‘razonable’, como siempre, es muy relativo. Una agencia con sede en París es la encargada de vender estas casas cuyo precio se mueve ahora mismo entre 980.000 y los 1.380.000 euros.
Vistas panorámicas
La primera casa que se construyó fue la diseñada por el estudio chileno Pezo Von Ellrichshausen, creado por el dúo de arquitectos Mauricio Pezo y Sofia von Ellrichshausen. La casa que diseñaron para ‘Solo Houses’ es una estructura muy escultural y monolítica que consiste en un cuadrado elevado sobre el suelo y con vistas panorámicas. Está dividida en varias habitaciones y la única estancia que es interior no tiene techo. Las salas dan a un patio exterior con piscina con un volumen de agua tan profundo como la altura que separa la casa del suelo. Este tipo de excentricidades son de esperar cuando se le da un arquitecto carta blanca.
Una de las casas más espectaculares a mi parecer, tanto por dentro como por fuera, es la del artista y arquitecto Didier Faustino, muy conocido por sus instalaciones artísticas experimentales que han recorrido los grandes museos de arte contemporáneo del mundo. Su trabajo en esta ocasión es casi indescriptible, algo así como una ‘explosión de cajas’ que dejan, sin duda, una personal marca en el entorno.
Una explosión arquitectónica
Cada una se ellas ofrecen a través de un cristal una «postal» distinta del paisaje que la rodea. Según Faustin, la construcción «ofrece una vista explosionada del paisaje, la casa recibe la luz del sol que se refracta luego en su mismo centro, creando así una nueva experiencia del espacio: los suelos de madera traen la ingravidez al cuerpo y los puntos de referencia tradicionales (arriba y abajo, derecha e izquierda) desaparecen».
El arquitecto japonés Sou Fujimoto ha creado probablemente la casa más divertida. Se trata de una estructura central acristalada que ha rodeado de palos de madera que se entrecruzan originando lo que él ha llamado un ‘bosque geométrico’. De este modo, su autor ha querido crear un lugar que dé a la vez una sensación de espacio abierto y de espacio protegido, combinando materiales artificiales con naturales. Los futuros propietarios podrán escalar esta estructura de madera para acceder a una azotea con impresionantes vistas.
Las otras tres casas en construcción han sido diseñadas por el estudio de Johnston Marklee de Los Ángeles, el estudio Mos de Nueva York, creado por Michael Meredith y Hilary Sample, y el estudio KGDVS, con sede en Bruselas y creado por Kersten Geers y David Van Severen. Esperemos que alguna de las que quedan por asignar sean diseñadas por un estudio de arquitectura español. Si finalmente el proyecto se completa con las doce casas, la región de Matarraña se convertirá en un destino muy apetecible para los amantes de la arquitectura y del diseño.
Fuente: Gonzoo