En medio de un jardín un tanto exuberante, a menudo envuelto en la niebla sobre una colina y adaptado a la pendiente, un palacio, capilla, torres, fuentes, estanques, una decoración excesiva, y todo conectado por pasajes escondidos, túneles oscuros, cuevas laberínticas, estanques con pedestales por donde cruzar. En resumen un diseño que roza el exotismo y que se pretendía enigmático, un paseo donde abunda la extravagancia en el corazón de la ciudad de Sintra, en Portugal.
En Sintra, conocíamos primero un suntuoso Palacio romántico en un cerro. La quinta, finalizada hacia el año 1910, es la obra de un personaje adinerado (Carvalho Monteiro) con la ayuda del arquitecto italiano Luigi Manini. El conjunto fue capaz de plasmar su fantástico mundo privado, con referencias a su cosmovisión y símbolos reflejando sus intereses ideológicos, religiosos.
La quinta del Palacio de Regaleira es una referencia al pasado de esplendor de Portugal, con el predominio del estilo neomanuelino, aunque también, con una extravagante combinación de elementos góticos, neoclásicos, en forma de decoración tanto en los palacios como en el jardín. Y a todo, hay que sumarle el simbolismo de elementos que referencian la alquimia, masonería, los templarios. En un espacio reducido se resume la visión paradigmática del siglo XIX.
Y seguramente, el sitio más destacado de todo el complejo, es el Pozo iniciático y su escalera espiralada que desciende a través de nueve rellanos hasta un fondo con la rosa de los vientos reproducida en mármol sobre una cruz templaria, lugar que se sabe, era usado en rituales masónicos de iniciación. El pozo a su vez, está conectado por túneles a otros puntos de la quinta.
Hoy, el Palacio de Monteiro dos Milhoes o Palacio de Regaleira, lejos de los misterios, está invadido por turistas, y reconocido como Patrimonio Mundial por la Unesco.