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«Un hecho insólito antes de 2007». Así califica el Observatorio Vasco de Vivienda, organismo dependiente del Gobierno Vasco, la transformación que se ha producido en el sector de la construcción en Euskadi, en el que la rehabilitación de edificios -sean residenciales o no- está funcionando como un refugio frente a la caída de los proyectos de nueva planta. Ese cambio se puso claramente de manifiesto entre octubre y diciembre de 2013, cuando de cada diez licencias de obra mayor concedidas por los ayuntamientos, ocho fueron para reformar edificios antiguos y dos para construir otros nuevos.

Ese dato -la rehabilitación de todo tipo de inmuebles acaparó exactamente el 84,4% de los 592 permisos municipales aprobadas durante el citado trimestre- confirma «un cambio de tendencia», en palabras del Observatorio de Vivienda, que ya se podía adivinar desde el comienzo de la crisis inmobiliaria. Y ese giro está haciendo que el negocio de la regeneración urbanística y la remodelación de casas -al haberse mantenido estable durante los últimos años- recupere peso relativo en el ámbito de la construcción, como ocurre en otros países de la Unión Europea.

Esa evolución es significativa por lo que sugiere de cara al futuro: la rehabilitación representa una salida para algunas empresas del sector, teniendo en cuenta el envejecimiento del parque residencial de la comunidad vasca; un conglomerado de edificios que comprende un millón de viviendas y es de los más vetustos de Europa. Y es que, la construcción de pisos nuevos no despega ni tiene visos de hacerlo. Según el Observatorio de Vivienda, si en el momento álgido de la burbuja hipotecaria (2007), los permisos municipales contemplaban inmuebles con 16.322 viviendas nuevas, en 2013 éstas sumaron 2.613; es decir, un retroceso del 82,1%.

En términos absolutos, la caída más notoria se produjo en Álava, donde los solares que han quedado a medio construir o están pendientes del inicio de las obras son más habituales que en el resto de Euskadi. Ese territorio histórico contabilizó en 2007 licencias con un total de 6.090 pisos, mientras que el pasado año sólo fueron 290. En Bizkaia, los alcaldes pasaron de aprobar 6.469 viviendas a 1.703, respectivamente; y en Gipuzkoa, de 3.763 a 611, igualmente en el mismo periodo. Tres líneas descendentes, una más acusada que las otras dos -la alavesa-, pero que en conjunto no dejan lugar a dudas sobre la intensidad de la recesión inmobiliaria.

Según el Observatorio de Vivienda, hay que considerar otro dato. La crisis de la edificación tiene una evolución que todavía es incierta. Las estadísticas no dan señales de que el descenso se esté frenando; o al menos, esas señales no aparecían a finales del pasado ejercicio en Euskadi. El panorama sigue siendo igual de oscuro incluso si en vez de comparar años enteros entre sí, se desmenuza únicamente el último trimestre de 2013. Durante ese periodo, las viviendas nuevas aprobadas ascendieron a 888 en el conjunto de Euskadi, lo que significa que continuaban cayendo a gran ritmo (-41,6%) en comparación con el mismo trimestre de 2012.

Además, lo llamativo de esas cifras es que pulverizan a la baja incluso los peores registros desde 2002.

Década de estabilidad

Mientras tanto, la rehabilitación de inmuebles antiguos (de todo tipo) se ha mantenido en unos niveles estables. Y lo ha hecho durante la última década, de modo que casi podría decirse que ha sido inmune a la crisis. De hecho, el número de licencias para efectuar reformas se mantuvo entre 2002 y 2013 en la horquilla de 1.500-2.100 anuales. Y en concreto el año pasado se situó en mitad de ella (1.746).

Todas estas cifras sugieren que el campo de juego de una parte del sector de la construcción parece bastante claro: el parque residencial ya edificado, como ya apuntan desde hace un lustro los expertos que han elaborado los planes del Gobierno Vasco, tanto en ésta como en la pasada legislatura. En la actualidad, dos de cada tres viviendas del País Vasco tienen una accesibilidad deficiente y casi una de cada tres carece de ascensor. Un sondeo del Observatorio de Vivienda reveló que 75.000 propietarios reconocen que necesitan hacer obras en su domicilio.

Para paliar ese déficit, la viceconsejería de Vivienda presentó el pasado año un nuevo plan de rehabilitación que contemplaba destinar 81,5 millones de euros en cuatro años para reformar 52.000 pisos. Esos proyectos irían encaminados a facilitar la movilidad y reducir el gasto de energía. El Gobierno Vasco estima que podrían generarse casi 14.000 empleos.

Fuente: Diario Vasco