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lunes-viernes: 9:30-13:30 (tardes con cita previa)

El zumbido de los trenes que sobrevuelan tu cabeza se apaga para dejar escapar el sonido mágico de un saxo y la percusión armónica y delicada de un piano, que hacen sonar un jazz y un blues como no suena en New Orleans ni en Menphis. Una ciudad dinámica, en movimiento y en expansión, donde cada reflejo cambia y nunca vuelve a ser el mismo; tiendas nuevas que abren y van dejando atrás otras. Chicago supo transformar su pasado fabril ya estéril en un productivo mercado de capitales.

La vieja Sears Tower (renombrada Willis), antes cumbre del mundo, ha sido relevada por los nuevos edificios de un joven y pujante Oriente Medio. Desde el piso 103 se divisan hasta cuatro estados en un día claro. Espectacular, impactante y singular la Aon Tower y el John Hancock.

El Loop encierra en su bucle el Theatre District y los grandes rascacielos. Michigan Avenue articula una ciudad étnica, orgullosa de sus múltiples raíces. Cruza el Bridgeport, al antiguo barrio irlandés de pequeños chalets, singulares iglesias y cuna de grandes personalidades. Los puertorriqueños inundan de salsa pegadiza el llamado Paseo Boricua; la mayor comunidad de polacos fuera de Varsovia está entre Belmont y Central Avenue. La universidad de Chicago siembra conocimiento y cosecha más premios nobeles que cualquier otro foro del saber. La zona de los museos es un hermoso lugar a orillas del lago, donde ver el Planetario, el Museo de Historia Natural y el Acuario.

Un paraíso de especias, saris, las últimas películas de Bollywood y buena comida india en cualquier restaurante de Devon Avenue en Rogers Park. Coreanos en Lawrence Avenue, en Albany Park, y deliciosa comida persa en la avenida Kedzie. En Argyle con Broadway, en unas pocas manzanas, tiendas de comida y restaurantes vietnamitas, tailandeses y laosianos. Suecos en Andersonville. Los mejores hot dogs, alma de chicago, en Irvings. Visita el Green City Market, hasta octubre en Lincoln park y después en el museo Peggy.

Tierra transgresora, bebía de los legendarios gánsteres Capone y Sam Giancana. Míticos son locales como Green Mill en Uptown, frecuentado por el hampa en los años 30 y en el que dejaron sus notas los Blues Brothers. Casi todos los clubs de jazz están en el South Side, en Bronzeville. No te pierdas Anchors y Pump, dos salas míticas a las que acudía Sinatra. Su mesa permanece intacta bajo las lámparas italianas pintadas a mano. En Metro tocaron mitos como Bob Dylan o James Brown. En Buddy Guy’s Legends, Eric Clapton y BB King sorprendieron a quien les escuchaban mientras cenaban la cocina cajun típica de Nueva Orleans.

Fuente: Vanitatis


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