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Hoy es un lugar común hablar de sostenibilidad o de cualquier cosa que cumpla con el abecedario de lo considerado “verde”, un tema que gana fuerza a marchas forzadas y cuanto más evidentes son los síntomas del deterioro del medio ambiente. En lo que respecta a una disciplina como la arquitectura, esta idea va más allá de los llamados edificios inteligentes con eficientes sistemas de aprovechamiento y ahorro energéticos.

Desde hace unos cuantos años proliferan las manifestaciones de arquitectura reciclada como una de las apuestas más interesantes, creativas e innovadoras dentro de esa corriente sostenible que es ya de obligado cumplimiento. La idea central en este campo se basa en la reutilización de elementos existentes que ya han terminado su vida útil para diseñar y construir edificios, y las variantes son muy diversas y heterogéneas, con un repertorio tan amplio como sorprendente. La página web de los arquitectos de Superuse Studios es una auténtica biblioteca, una mina de proyectos de todo tipo en los que el reciclado se encuentra con el diseño, tanto en pequeños proyectos de iniciativa privada y a pequeña escala como en otros más ambiciosos en los que la arquitectura desempeña un papel primordial.

Entre la infinidad de propuestas de diversa índole, los hay que reciclan estructuras de edificios que han perdido su utilidad inicial y que pasan a tener una vida renovada adaptándose con eficacia a sus nuevas funciones. Por ejemplo, los miembros de NL Architects hicieron un proyecto en el que la estructura de una antigua depuradora de aguas se transformaba en un lugar preparado para entrenamientos de escalada, y además con una zona comercial y otra de viviendas. Asimismo, el estudio madrileño PKMNha firmado el reciente proyecto I am recycled en Guipúzcoa, en el que un antiguo edificio de la industria del acero ha pasado a ser el Ekocenter Emaús, un centro de reciclaje, taller de reutilización y punto de venta de productos de segunda mano. Y en Berlín, el arquitectoHervé Biele es famoso por dar nueva vida a bloques de vivienda social de terrible calidad de la Alemania del Este, transformándolos en apartamentos apetecibles que cuestan un 30% menos que los habituales de similares características, una opción más que respetable para edificios que son carne de demolición.

Construcciones artísticas

También hay quien recicla los materiales de construcción existentes en la propia obra, sus cimientos o sus alrededores, desde árboles a ladrillos, cristal, metales… Es el caso, por ejemplo, del genial arquitecto chino Wang Shu (premio Pritzker en 2012), que utiliza ladrillos, tejas y otros materiales de demolición de un modo totalmente fresco e impredecible, como en el caso del museo de Ningbo. En la fachada del mismo se utilizan azulejos reciclados siguiendo la tradición de las viviendas de la zona. También se pueden reciclar ventanas, como han hecho dos personas ajenas al mundo de la arquitectura, el fotógrafo Nick Olson y su novia Lilah Horwitz, que han construido su propia vivienda a base de ventanas encontradas, consiguiendo fabricar una pequeña construcción expresiva y poética y uno de los más bellos ejemplos de proyectos de reciclaje casero. El vídeo sobre la misma se puede ver en YouTube, ha recibido miles de visitas y es un modelo que anima a la gente a construir sus propias viviendas a partir de materiales reciclados siguiendo la tendencia del DIY (Do it yourself), tan presente en la sociedad contemporánea. También las puertas recicladas han sido objeto de atención, como en el caso de la fachada de un edificio de 10 pisos de altura, 1000 Doors (1.000 puertas), una impresionante instalación del artista y diseñador coreano Choi Jeong‑Hwa  en Seúl. Y los hay también que reciclan cosas tan dispares y ajenas en principio al mundo de la construcción como ruedas de coche, viejos CD, botellas… Hay una casa en Inglaterra, la Brighton Waste House (Casa Basura de Brighton), diseñada por el estudio de arquitectura BBM, que está hecha a base de videocasetes, toneladas de pantalones vaqueros, cepillos de dientes y tazas de café, entre otras cosas. Los miembros del estudio chino Archi Union Architects Inc. usaron latas de refresco desechadas en la fabricación de los muros de su proyecto Can Cube (Cubo de latas), en Shanghái. Más modestas y asequibles son las instalaciones efímeras realizadas a partir materiales de desecho que se suelen ver en ferias, bienales y exposiciones. Un ejemplo es Re-Scape, un cine, lugar de juegos y zona de descanso realizado por la arquitecta Sofía Blanco-Santos y el pintor y diseñador Carlos Maciá para el festival Mulafest. Lo levantaron con materiales reciclados como cartón, ropa triturada, vidrio o electrodomésticos viejos.

 

Fuente: El País