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El uso de pavimentos en las vías de comunicaciones, tanto urbanas como interurbanas, hay que buscarlo en el desarrollo de la propia civilización. Fueron los romanos los primeros en detectar la importancia de un buen pavimento en las vías de comunicación, especialmente por su interés estratégico en cuanto su uso para el movimientos de sus ejércitos.


Las vías romanas se construían con una combinación de cuatro tipos de elementos, una primera capa formada por grandes cantos rodados, llamada “statumen”, una capa de cantos medianos llamada “rudus”, una tercera capa de grava mezclada con pequeños cantos rodados llamada “ nucleus”, y finalmente la capa del “pavimentum” que eran grandes losas planas inclinadas para verte el agua hacia fuera de la calzada

La evolución de los elementos utilizados para la pavimentación en exterior ha ido ligada al desarrollo de las propias civilizaciones y de las vías urbanas. Desde la época medieval en Europa, la necesidad de ofrecer un drenaje a los vertidos provocados por el crecimiento de los núcleos de población, obligaba a buscar medios que permitieran ese drenaje y el movimiento de vehículos y personas.

No fue hasta finales del siglo XIX en que el hormigón no se posicionó como elemento constructivo para las pavimentaciones por sus características de durabilidad, resistencia y coste. Así, el pavimento ha llegado a formar parte de nuestra vida cotidiana encontrándolo en calles, plazas, paseos, parques, etc
Veamos los distintos elementos de pavimentos que podemos encontrarnos tanto para interiores como exteriores: adoquines, baldosas de hormigón, baldosas de terrazo, bordillos, peldaños, etc

La gama de adoquines presentes en el mercado es ilimitada, contando con una variedad enorme de acabados a partir de diferentes texturas, colores, degradados ,geometrías o combinaciones de distintos formatos, que nos permiten conseguir distintos efectos estéticos.

La elección del pavimento con adoquines, resulta especialmente indicada en situaciones donde resulte necesario soportar cargas pesadas o muy concentradas, en condiciones pobres del terreno en que se asiente, o en áreas en que el pavimento vaya a estar expuesto a condiciones ambientales agresivas.

Cualquier pavimento tiene que garantizar una adecuada respuesta a los esfuerzos a que estarán expuestas, por lo que los sistemas de adoquín son realmente competitivos en las zonas que es necesario soportar grandes esfuerzos como puertos marítimos, zonas industriales donde se prevean operaciones de carga y descarga, etc.

Otra característica necesaria es la permeabilidad especialmente en zonas urbanas donde se necesita evacuar parte de las aguas y transportarlas hacia los elementos de recogida de la red de saneamiento o hacia la propia subbase del terreno.

Características como su menor degradación, los niveles sonoros inferiores inferiores a los pavimentos tradicionales, su capacidad de captación de CO2, sus niveles mínimos de deslizamiento y su escaso mantenimiento –presentan una vida útil de 30 años,- , hacen de los adoquines un pavimento muy adecuado

Las baldosas son unidades prefabricada de hormigón de mayores dimensiones que los adoquines, utilizada como material de pavimentación que satisface las siguientes condiciones: Su longitud total no debe exceder de 1 m y la longitud dividida por el espesor debe ser mayor de 4

En función del uso de la zona a pavimentar, estas baldosas pueden fabricarse en diferentes clases resistentes para mejorar su comportamiento y durabilidad.

Las baldosas cumplen con las características mínimas exigibles para cualquier pavimento de áreas a la intemperie, como son: resistencia, durabilidad, superficie no deslizante, facilidad de reposición, etc, presentando amplias posibilidades estéticas tales como: pulidos, granallados, testurizados, bajorrelieves, etc.

 

Fuente: Revista Sección