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Las fachadas de ladrillo no pasan de moda. El ladrillo es un material utilizado en construcción desde muy antiguo, aunque su forma moderna es relativamente reciente si analizamos toda la historia de este práctico material de construcción.

Naturalmente, aunque se tengan pruebas de que el “ladrillo” lleva utilizándose más de 11.000 años, es decir, desde el neolítico, nada tiene que ver aquella primera pieza de barro con los actuales ladrillos.

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Los ladrillos son barro o más concretamente arcilla, cuya composición contiene ciertos grados de sílice y otros componentes. La arcilla tiene una característica que la hizo convertirse en la materia prima básica para todo tipo de construcción: mientras está hidratada se puede moldear y cuando se seca, se endurece.

La arcilla ha sido la base de la cultura de decenas de civilizaciones, sobretodo de las que se asentaron al abrigo del mediterráneo. Con ella se han hecho todo tipo de utensilios útiles para la vida cotidiana (vasos, platos, vasijas, jarras, etc…), materiales para construir nuestras casas como el ladrillo y materiales para decorarlas como los azulejos, sin olvidar que también sirvió para hacer esculturas y obras de arte.

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El adobe, el abuelo del ladrillo, es una pieza que combina arcilla, barro y paja para conformar una pieza prismática que una vez seca pueda servir para levantar muros consistentes. Gracias al adobe, fue posible que cualquiera pudiese levantar su casa con poco esfuerzo y de manera fácil y económica.

Sin embargo, el adobe es relativamente frágil y frente a condiciones de gran humedad no resulta eficiente. Es por ello que no verás muchas construcciones de adobe en climas húmedos y lluviosos. Pero ya desde el neolítico se descubrió una técnica revolucionaria: la arcilla deshidratada y cocida a altas temperaturas adquiere una dureza extraordinaria, y no sólo eso, también se convierte en impermeable. Por la tanto, y gracias a un material abundante en la naturaleza como la arcilla y gracias a un proceso relativamente sencillo como es la cocción, conseguimos un material con el que podemos construir casi cualquier cosa.

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Hay muchos tipos de ladrillo, con miles de acabados y hasta se puede decir que formas. Sólo tienes que pensar en el mundo de la cerámica y los esmaltados, ¿acaso crees que son todos iguales?

La arcilla y el gres pueden cocerse a altas temperaturas consiguiendo que se vitrifiquen. Cuando se aplican esmaltes, óxidos o engobes en su superficie y se cuece a altas temperaturas conseguimos acabados impresionantes. Podemos lograr ladrillos esmaltados brillantes, miles de colores y decoraciones y por supuesto, la forma que nos de la gana.

Desde complejas construcciones árabes realizadas a partir del juego compositivo de piezas cerámicas hasta modernas construcciones firmadas por grandes arquitectos. Pero, sin recurrir a la arquitectura representativa, podemos ver bonitos ejemplos en edificios residenciales de vivienda construidos no hace tanto tiempo.

Fuente: Edificae Vilssa